23 de noviembre de 2015

#TodosSomosSiria #TodosSomosParis

Por: Jose Luis Rubio

Los verdaderos terroristas,
los multi-asesinos de la humanidad,
en realidad, no se esconden tras capuchas o máscaras;
no las necesitan, pues dueños son de los reflectores.
Quienes usan nombres como Al Qaeda o ISIS,
son sus "gatos", sus simples ejecutores de ordenes
que se fraguan al calor del cogñac y un fino puro cubano.
No compa, no se confunda, no les haga el "juego":
Esos que se amarran un cinturón de explosivos
y se creen héroes al hacerse puré,
solo son el final de la obra, el colofón del complot...
Quienes todos los días salen a ponerle en la madre
a la humanidad y usted ni en cuenta,
son hombres y mujeres respetables,
educados en universidades de prestigio,
admirados por las revistas de negocios.
Tragan como usted probablemente nunca lo hará todos los días.
Viajan por el mundo, imponiendo sus medidas económicas
que hacen morirse de hambre y enfermedades curables,
a miles de niños que habitan comunidades abandonadas,
decidiendo el presente y el futuro de cada familia, de tu nación.
Imponen su moneda y su papel como si fuera Dios
y los gobiernos de tu país, a ellos se han postrado.
Y se hacen llamar Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial,
prestando dinero y endeudando el trasero de las naciones
y se apellidan Rothschild, Rockefeller o Merovingian;
pues los Slim, los Salinas, Azcárraga, Arango, Saba, Zambrano,
Bailleres, Harp, Alemán, Servitje o la de Roberto Hernández,
que aquí han sido reyes, los intocables, magnates, dioses,
son solo vasallos, peones elegidos en el ajedrez del poder,
en la estructura jerárquica de quienes se dicen Club Bilderberg
y presumen no ser ni siquiera humanidad, sino "iluminados".
Para que funcione su plan terrorista en el mundo,
nos han impuesto su estrategia imperial, denominada capitalismo
y nos han hecho creer que el mundo es injusto de entrada
y así nos tocó nacer y vivir, pues ni modo: "culpa a tus padres";
aunque podríamos sacarnos la lotería o mejor aún,
ser parte de la maquinaria de la desigualdad,
como ilusos miembros de sus partidos, de sus empresas,
de sus corporaciones multinacionales, trasnacionales.
Pero también se visten de socialismos, nacionalismos
y otros convenientes ismos y hasta se inventan religiones:
desde pastores que salvan al rebaño perdido,
haciendo de la mujer y el hombre manipulables,
en un mundo sumiso, esperanzado en un lugarcito de un cielo probable,
mientras tanto, a soportar la esclavitud, agachaditxs felices
de ser "Nosotros los pobres" y "Ustedes los ricos"...
Los emisarios del terrorismo contra la humanidad
también se visten de sotana y de hábito:
les adoras como al Papa o al obispo violador de niñ@s;
pues aterrorizar criaturas por satisfacer los deseos del clero,
es también terrorismo aquí y en China, donde la familia Li,
es también, la dinastía de los verdaderos terroristas de la humanidad.
Por eso, cuando los veas en sus lujosos autos por Polanco,
Las Vegas, Beverly Hills, Paris, Londres o Dubai,
no te inclines ante tanto lujo, ni te sorprendas del glamour,
levanta la frente en alto si tu no eres su "gato", tampoco su esclavo;
si libre eres, si piensas, si lees, si te "iluminas" con el conocimiento.
Entonces te sorprenderás de ti mismo, de tus posibilidades
adquirirás conciencia y sabrás cuanto vales, cuanto importas;
entonces entenderás bien que para que termine el terrorismo
(en todas sus formas y encubierto de salvador del mundo)
la lucha empieza dentro de ti: en tu mente y en tu espíritu,
pues la nueva mujer y el nuevo hombre anhelados,
surgirán de la evolución y la conciencia de clase en rebeldía,
desde el mismo momento en que te liberas de ataduras
y no le perteneces a un estado ni a un amo
pues hasta la imposición de fronteras y la división en razas
y hasta en países, nos enfrenta, nos hace competir y no compartir;
y entonces, cuando te contemplas libre y soberan@,
dispuest@ a la autocrítica, a la reflexión que te permite
cuestionar tus propios cimientos, tus fundamentos y creencias,
por el fin de las mentiras, el auto-engaño y el principio irreversible
de la igualdad universal, pues solo somos una pequeña parte del cosmos
y el fin de nuestra compartida misión es el mismo,
entonces vendrá el fin del dinero como regulador del trabajo
y el trabajo será un fin productivo, compartido, comunal;
la organización comunitaria que privilegia el interés colectivo,
por sobre el egoísmo, por sobre el individualismo,
sin mesías ni iluminados lavadores de cerebros
como en las viejas películas del "Santo",
donde necesitamos del líder, del héroe, del caudillo,
para salvarnos de los monstruos come humanos.
Una nueva forma de relacionarnos
(o muy antigua si le preguntamos a los Iroqueses)
que dará fin a las muchas diferencias impuestas,
que nos dividen y enfrentan, a lxs seres humanxs...

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