Intersexuales:
la notable excepción de la regla
Se dice que entre hombres y
mujeres no hay términos medios. Sin embargo, una de cada dos mil
personas sabe, vive, que esto no es así. En México, las personas
intersexuales son sometidas a tratamientos quirúrgicos y hormonales para
“curar” su “ambigüedad genital”, sin pensar que, quizá, ese ser humano
viviría con más calidad si se respetara, sin más, su naturaleza.
Christian Rea Tizcareño
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¡Saquen a ese niño!”, grita el profesor, y el
torneo interescolar de voleibol femenil se interrumpe abruptamente. Los
improperios no cesan y la maestra de Sonia, la aludida,
interviene para aclarar que la alumna sí es niña. El agresor pide
pruebas. La algarabía crece y termina cuando la víctima sale corriendo
de la cancha, seguida por su madre, narra Eva Alcántara Zavala,
psicóloga e investigadora de la Universidad Autónoma
Metropolitana.
En entrevista para Letra S, Alcántara cuenta que Sonia
es intersexual, es decir, nació con características biológicas tanto de
hombre como de mujer. La intersexualidad puede darse a nivel genital,
hormonal o genético, presentando cuerpos que no pueden ser definidos
estrictamente como “masculinos” o “femeninos”.
Por esto, Sonia sufre todos los días al
enfrentar la rigidez de los roles de género impuestos por la sociedad.
La académica explica que sólo existen dos condiciones humanas
socialmente aceptadas: masculino y femenino, ambas heterosexuales. Según
este paradigma, no hay gradaciones entre ambos polos.
A diferencia de otros países del mundo, en
México la intersexualidad no existe aún como una identidad política
porque las personas incluidas en este término no se autodefinen como
tales. Incluso dentro del llamado movimiento lésbico, gay, bisexual,
travesti, transgénero y transexual (LGBT), que recientemente agregó la
letra “I” a sus siglas, hay activistas que desconocen esta realidad. El
concepto no está en el imaginario social, explica la maestra en estudios
de la mujer.
Alcántara dice que, para Sonia,
la palabra intersexual no significa nada; sólo se sabe “diferente”. Con
sencillez, ella asume: “yo soy mujer aunque parezca hombre”,
declaración que constituye una actitud política. “La exigencia es que
los cuerpos tengan formas ideales, estereotipos binarios del género
‘naturalizados’ o ‘normalizados’. Se trata de un problema cultural que
le pide al hombre tener un pene grande y a las mujeres ser ‘mujercitas’ y
comprobarlo”.
Según el paradigma científico
-“positivista”-, la intersexualidad es una patología y requiere de una
solución, la reconstrucción genital. Se piensa que el bisturí y el
tratamiento hormonal antes de los dos años de vida evitarán sufrimiento
en la adultez; sin embargo, la felicidad no la tiene garantizada nadie.
Además de ser “muy dolorosas”, las cirugías son irreversibles y
evidentemente soslayan la opinión de la persona en cuestión. De esta
manera, padres y servidores de la salud deciden por el bebé. “Se trata
de niños sometidos a procedimientos médicos durante prolongados tiempos,
que quedan marcados por el aislamiento y la soledad”, critica
Alcántara, quien ha estudiado el tema para su tesis doctoral.
Uno entre dos mil nacimientos
De acuerdo con Miguel Ángel Márquez Gutiérrez, jefe del Departamento de Genética del Centro Médico Nacional La Raza, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la frecuencia de la “ambigüedad genital” –término empleado en la jerga médica– es de uno entre dos mil nacimientos en México y el mundo. De estos casos, sólo el 1 por ciento corresponde al llamado “hermafroditismo verdadero”, o sea, cuando ovario y testículo están mezclados en una sola gónada.
De acuerdo con Miguel Ángel Márquez Gutiérrez, jefe del Departamento de Genética del Centro Médico Nacional La Raza, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la frecuencia de la “ambigüedad genital” –término empleado en la jerga médica– es de uno entre dos mil nacimientos en México y el mundo. De estos casos, sólo el 1 por ciento corresponde al llamado “hermafroditismo verdadero”, o sea, cuando ovario y testículo están mezclados en una sola gónada.
Alguna vez, llegó una mujer a los servicios
del IMSS para atender su infertilidad. Los estudios cromosómicos
revelaron que en realidad la persona era XY, “un varoncito”, con
insensibilidad a los andrógenos. Entonces, su pareja decidió disolver
legalmente el matrimonio.
La intersexualidad se debe a
alteraciones genéticas u hormonales. “Son enfermedades que se estudian
en el tercer nivel. La intervención emergente dura como diez años. Para
el médico, históricamente ha sido más práctico conducir a la personita
hacia femenino por la facilidad quirúrgica y funcional. En muchos casos,
se decide que un pene pequeño no le va a funcionar, y entonces se
extirpan las gónadas”, asevera.
Ante la pregunta “¿es forzosa la cirugía?”,
el funcionario responde que en México no se puede dejar de practicar.
“El nivel cultural es muy cerrado; o somos ‘A’ o somos ‘B’, no hay
necesidad de puntos intermedios. Estamos en pañales, no estamos
capacitados para entenderlo”. En Alemania, Holanda o Inglaterra, por
ejemplo, las personas intersexuales deciden a los 14 o 16 años si
necesitan el bisturí o no.
El control de los cuerpos
Anne Fausto-Sterling expone que la categoría “intersexo” aglutina a quienes en mayor o menor grado contienen una mezcla de características femeninas y masculinas, porque “el sexo es un continuum vasto e infinitamente maleable que sobrepasa restricciones”; no obstante, la comunidad médica ha pretendido ajustar esta condición al modelo heterosexual de varón-mujer.
Anne Fausto-Sterling expone que la categoría “intersexo” aglutina a quienes en mayor o menor grado contienen una mezcla de características femeninas y masculinas, porque “el sexo es un continuum vasto e infinitamente maleable que sobrepasa restricciones”; no obstante, la comunidad médica ha pretendido ajustar esta condición al modelo heterosexual de varón-mujer.
En el artículo “Los cinco sexos”, la bióloga
feminista refiere que la palabra hermafrodita proviene del mito griego
del hijo de los dioses Hermes, el mensajero, y Afrodita, la
representante de la belleza y el amor sexual. A la edad de 15 años, el
retoño se convirtió en “mitad hombre y mitad mujer” al fundirse su
cuerpo con el de la ninfa Salmácide.
Así, Platón consideraba que en una época hubo
tres sexos: masculino, femenino y hermafrodita; según algunos estudios
bíblicos, Adán vivió como intersex antes de aparecer Eva; los
libros de la ley judía registran ciertas prohibiciones para quienes
nacían con esta condición, y fue en la Edad Media donde nació la condena
que obliga a las personas con características de hombres y mujeres a
adoptar un solo rol social. Hoy día, agrega Fausto-Sterling, los cuerpos
intersex están supeditados al poder científico que los considera no
“naturales”, aunque en realidad sean estadios de la diversidad humana.
Hay noches y días, amaneceres y atardeceres
El pastor pidió la expulsión de María. El pecado, ser intersexual; la iglesia: los Testigos de Jehová. Los padres se preguntaron “¿qué hicimos para recibir este castigo?”. El proceso de duelo fue largo, pues la mujer rechazada era muy religiosa, recuerda el sexólogo David Barrios.
El pastor pidió la expulsión de María. El pecado, ser intersexual; la iglesia: los Testigos de Jehová. Los padres se preguntaron “¿qué hicimos para recibir este castigo?”. El proceso de duelo fue largo, pues la mujer rechazada era muy religiosa, recuerda el sexólogo David Barrios.
Para el director de Caleidoscopía,
Espacio de Cultura, Terapia y Salud Sexual, la intersexualidad no es una
patología a corregir, y la modificación anatómica por parte de los
servicios de salud en los primeros años de vida representa una violación
a los derechos humanos, pues se deja de lado la voz de la o el
afectado. “La mayoría acuden a psicoterapia porque les fue practicada
una cirugía con la cual no estaban de acuerdo y fueron educados con un
rol de género que no les correspondía”.
Los estados intersexuales son “variantes
genéticas de la diferenciación sexual”; no “fenómenos de la naturaleza”.
Así como hay noches y días, hay amaneceres y atardeceres. Las flores
tienen dos sexos. Hay especies animales que alternan como machos y
hembras en ciertos periodos de su vida. El mundo no es dicotómico, sino
diverso, explica el autor del libro En las alas del placer.
Es primordial un cambio cultural que
reconozca voz y voto a la infancia; garantice el acceso a la educación
sexual, y considere la diversidad. Las y los niños intersexuales tienen
derecho a estar informados. No se les debe imponer un rol de género,
pues la identidad emanará por más intentos que se hagan para reprimirla.
Se aconseja registrarlos con nombres neutros. Si no hay respeto,
cualquier intento quirúrgico, psicológico o farmacológico está condenado
al fracaso, concluye el especialista.
Fuente: La Jornada
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