Desde hace muchos años, el Estado de México es el bastión político y electoral del PRI a nivel nacional y sobre ello, los diferentes gobernadores de la entidad han ocupado posterior a sus cargos, altos puestos en la administración federal.
El caso más emblemático es el de EPN
quien, durante su administración en el Estado de México, registró los índices
más altos de feminicidios a nivel nacional, múltiples casos de tortura y
violencia sexual hacia mujeres y homosexuales, además de numerosos casos de
abuso y violencia hacia cientos de mujeres y niñas. En el 2012, fue impuesto
como presidente del país.
El reciente escándalo provocado por las declaraciones
del gobernador Eruviel Ávila hacia organizaciones feministas y ciudadanas en
dónde afirma que en el Estado de México “hay cosas más graves que atender, que
los feminicidios” pone de manifiesto una de las principales características de
los gobiernos de la entidad mexiquense: la tolerancia al feminicidio y la
violencia hacia las mujeres y niñas. La postura de las diferentes
administraciones de la entidad mexiquense ha sido la de hacer caso omiso de los
numerosos casos de feminicidio, violaciones y desapariciones, lo cual muestra
el verdadero rostro del PRI a nivel nacional y particularmente en el Estado de
México, que se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos para ser niña
y mujer. La estrategia de ignorar y menospreciar los casos de feminicidio y
desapariciones empalma con la política machista y feminicida de las diferentes
administraciones priistas del estado. Tantos los funcionarios como las
autoridades se han negado tajantemente a activar la alerta de género
argumentando la falta de casos de feminicidios en la entidad, a la vez que han
incumplido en su obligación de dar justicia a las víctimas y sus familiares.
Son precisamente, esos funcionarios y políticos los que se benefician de
la violencia contra las mujeres: ya sea por las multimillonarias ganancias
que dejan las redes de trata y prostitución, así como de los acuerdos con los
empresarios que condenan a millones de mujeres y niñas a trabajos y condiciones
precarias que, vulneran y exponen aún más sus condiciones de vida.
Desde Pan y
Rosas, en el Movimiento de Socialistas, hacemos el llamado a poner en pie un
movimiento nacional de mujeres en las calles junto a lxs trabajadorxs, la
juventud y el pueblo pobre con independencia política de los partidos
patronales, para luchar por todos nuestros derechos y exigir la aparición
convida de las jóvenes secuestradas por las redes de trata; porque nuestros
cuerpos no se venden ni se compran, porque estamos hartas de trabajar con
sueldos de miseria y en condiciones precarias mientras unos pocos se llenan los
bolsillos. Para nosotras de aquí saldrá la fuerza para frenar los asesinatos y
la impunidad.¡Basta de violencia contra las mujeres! ¡Alto al feminicidio! ¡Alto
a la militarización del país!¡Juicio y castigo a los asesinos de mujeres en todo
el país!¡Apertura y reapertura de todos los expedientes donde hay implicados
asesinos de mujeres!¡Levantemos una comisión independiente integrada con
familiares de las víctimas y por destacadxs activistas en la lucha contra el
feminicidio y por los derechos humanos!
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