Rodeada por sus ministros y asesores, la presidenta Dilma Rousseff
pronunció un duro discurso, esta mañana en el Palacio de Planalto, la casa de gobierno,
en Brasilia, tras la aprobación de juicio político en su contra.
Esta es la transcripción del discurso que dio previo a que sea separada del
cargo por no más de 180 días.
Buenos días, seguidores y seguidoras.
Buenos días, periodistas.
Buenos días, parlamentarios, Ministros.
Buen día a todos.
Buenos días, periodistas.
Buenos días, parlamentarios, Ministros.
Buen día a todos.
Voy a hacer una declaración a la prensa, por lo tanto esto no es una
entrevista, es solo una declaración.
En primer lugar, quería decirles, y también decirle a todos los brasileños
y brasileñas, que el Senado federal abrió un juicio político y determinó la
suspensión del ejercicio de mi mandato, por como máximo 180 días.
Fui electa presidenta por 54 millones de ciudadanas y ciudadanos brasileños. Y es en esta condición, de Presidenta electa por 54 millones de personas,
que me dirijo a ustedes en este momento decisivo para la democracia
brasileña y para nuestro futuro como nación.
Lo que está en juego en el juicio político, no es solo mi mandato. Lo
que está en juego es el respeto por las urnas, por la voluntad soberana del
pueblo brasileño y por la constitución.
Lo que está en juego son los logros de los últimos 13 años, cómo ganaron las personas más pobres y de la clase media, la protección a
los niños, a los jóvenes que llegan a las universidades y a las escuelas
técnicas.
A la valorización del sueldo mínimo, a los médicos que atienden a la
población.
A la realización del sueño de tener una casa propia con “Mi casa, mi vida”
(programa social).
Lo que está en juego es también el gran descubrimiento de Brasil, lo que
está en juego es el futuro de Brasil. La oportunidad y esperanza de avanzar
siempre más.
Ante la decisión del Senado federal quiero nuevamente aclarar los hechos y denunciar
los riesgos para el país de un juicio político fraudulento, un verdadero Golpe
de Estado.
Desde que me eligieron parte de la oposición, que no se conformó con ello,
pidió que se recuenten los votos. La oposición intentó anular las elecciones
y después pasó a conspirar abiertamente por mi juicio político.
Zambullir al país en un estado permanente de inestabilidasd política,
impidiendo la recuperación de la economía, con el único objetivo de tomar
por la fuerza lo que no lograron tomar por las urnas.
Mi gobierno ha sido blanco de un intenso e incesante sabotaje, el objetivo evidente es impedirme de gobernar y de esta manera forjar el
medio ambiente propicio para un golpe.
Cuando una presidenta electa es cazada con la acusación de un crimen que no
cometió, el nombre que se le da en el mundo democrático no es juicio
político, es un Golpe de Estado.
No cometí crimen de responsabilidad. No hay una razón para un juicio de
impeachment.
No tengo cuentas en el exterior.
Jamás recibí sobornos. Jamás estuve en una actuación con la oposición.
Ese proceso es un proceso frágil, jurídicamente inconsistente. Es un juicio injusto que se inició contra una persona honesta e inocente.
Es la mayor brutalidad que se pueda cometer contra cualquier ser humano:
penarlo por un crimen que no cometió. No hay injusticia más devastadora que
condenar a un inocente. Una injusticia que se comete es un mal irreparable.
Esta farsa jurídica, de la que soy blanco, se debe al
hecho de que como presidente jamás acepté chantaje de ningún tipo.
Pude haber cometido errores, pero no cometí crímenes. Estoy siendo juzgada injustamente por haber hecho todo lo que la ley me
autorizó hacer.
Los actos que practiqué fueron actos legales, correctos, actos necesarios,
actos de gobierno. Actos idénticos a los que ejecutaron presidentes ante que
yo. No era un crimen en su momento ni tampoco lo es ahora.
Me acusan de haber firmado seis decretos de suplementación al presupuesto,
seis decretos de créditos suplementarios y al hacerlo haber cometido un crimen
contra la ley presupuestaria. Eso es falso. Es una falsedad.
Porque los decretos siguieron autorizaciones que están previstas por la
ley, tratan como crimen un acto que es normal de la gestión.
Me acusan de retrasar pagos del Plano SAFRA (de Agricultura familiar). Eso
es falso. No determiné nada respecto a eso. La ley no exige mi participación en
la ejecución de este plan.
Los que me acusan si quiera logran decir cuál es el acto que practiqué.
¿Cuál fue el acto practiqué?
Además, no restó nada para pagar. No hay siquiera una deuda. Jamás en una
democracia, un mandato legítimo de un presidente electo, podrá ser interrumpido
por actos legítimos de la gestión presupuestaria.
Brasil no puede ser el primero en hacerlo.
Quería hablarle a toda la población de mi país diciéndole que el golpe no
solo busca destituirme, destituir a una presidenta electa por el voto de
millones de brasileños, el voto directo en una elección justa.
Al destituir a mi gobierno quieren en realidad impedir la ejecución del
programa que se eligió por los votos mayoritarios
de los 54 millones de brasileños y brasileñas.
El golpe amenaza con llevarse por delante no solo la democracia, sino
también a los logros que fueron alcanzados por la
población en las últimas décadas.
Durante todo este tiempo he sido también un respaldo fiel del estado
democrático de estado de derecho.
Mi gobierno no cometió ningún acto represivo contra movimientos sociales,
contra movimientos que reivindicaban situaciones específicas, contra
manifestantes de cualquier posición política.
El riesgo, el mayor riesgo para el país en este momento, es que lo
dirija un presidente sin voto, un gobierno que no fue electo por el voto
directo de la población brasileña.
Un gobierno que no tendrá la legitmidad para
proponer he implementar soluciones para los desafíos que tiene Brasil por
delante.
Un gobierno que se puede ver tentado a reprimir a los que protestan contra
él.
Un gobierno que nace de un golpe, de un juicio político fraudulento, de un
tipo de elección indirecta.
Un gobierno que será él mismo la gran razón para cuestionar la gran crisis
política de nuestro país.
Por eso, quiero decirles a ustedes, a todos ustedes, que tengo el
orgullo de ser la primer mujer electa como presidenta del Brasil.
Tengo el orgullo de ser la primer mujer electa presidenta de Brasil.
Durante estos años ejercí mi mandato de manera digna y honesta, honré los votos
que recibí.
En nombre de esos votos y a nombre de todo el pueblo de mi país, voy a
luchar con todos los instrumentos legales de los que dispongo para ejercer mi
mandato hasta el fin, hasta el día 31 de diciembre de 2018.
El destino siempre me reservó muchos desafíos, muchos y grandes, algunos de
ellos me parecieron que eran insomportables. Pero logré vencerlos.
Ya sufrí el dolor indescriptible de la tortura. El dolor de la enfermedad.
Y ahora sufro, una vez más, el dolor igualmente de la injusticia. Lo que
más duele en este momento es la injusticia.
Lo que más duele es darme cuenta que soy víctima de una farsa jurídica y
política.
Pero no me amedrentaré. Miro hacia atrás y veo todo lo que hicimos, miro
hacia adelante y veo todo lo que todavía podemos y debemos hacer.
Lo más importante es que puedo mirarme a mí misma y ver la cara de alguien,
que aun marcada por el tiempo, tiene fuerzas para defender sus ideas y sus
derechos.
Luché toda mi vida por la democracia. Aprendí a confiar en la capacidad de
lucha de nuestro pueblo. Ya viví muchas derrotas y viví grandes victorias.
Les confieso que jamás imaginé que sería necesario luchar nuevamente
contra un golpe en mi país.
Nuestra democracia joven, hecha de luchas y sacrificios, hecha de muertes,
no se merece esto.
En últimos meses nuestro pueblo fue hacia las calles para defender más
derechos en defensa de más avances.
Por eso estoy segura que la población sabrá decirle “No al golpe”. Nuestro pueblo es sabio y tiene experiencia histórica.
A los brasileños que se oponen al golpe, independientemente de posiciones
partidarias, les hago un llamamiento: manténganse movilizados, unidos y en
paz.
La lucha por la democracia no tiene fecha para terminar, es una lucha
permanente que exige dedicación constante.
La lucha por la democracia no tiene fecha de vencimiento, la lucha contra
el golpe, larga lucha, es una lucha que se puede vencer y nosotros la vamos a
vencer.
Esta victoria depende de todos nosotros, vamos a mostrarle al mundo que
hay millones defensores de la democracia en nuestro país.
Sé y muchos lo saben, que la historia se hace de luchas y siempre vale la
pena luchar por la democracia. La democracia es el lado correcto de la
historia.
Jamás vamos a desistir.
Jamás voy a desistir de luchar.
Muchas Gracias a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario